jueves, 17 de diciembre de 2009

CARTA-RESPUESTA A UN POETA EN CIERNES

Preciado amigo:

Me preguntas cuál es mi poética. Yo te diré cómo se nombra, y si nombro, ES.
Se llama sangre con ritmo, pero con ritmo discontinuo.
¿Por qué? Porque es el pulso de este tiempo que se llama destiempo que se busca a sí mismo y apenas balbuceado. Se extiende y se corta, se encabalga y se enrosca en la reiteración incisiva de la anáfora-obsesión, en la sonoridad vocálica que chirría y se abre, que chirría y se cierra, que bosteza y se asombra. Se arrastra rehilante en la líquida múltiple y en la otra se afina tu cuerda, mi cuerda. Y se hace síntesis y soplo, sugerencia nimbada, interior de almendra y de nuez cascada, y perfume de jazmín dama de noche aromando el oroviento de la memoria.
¿Por qué? Porque es también silencios-espacios discontinuos que se aquietan reduciendo el “digo” –para que los sientas–, que se llenan y cubren un tonel de blancos –para que te inquietes–, que juegan creando voces verticales u otras en círculos o como arbolados triángulos, u otras muchas más antiguas, pero –oh, paradoja– como insignificativos edificios angostos y parejos –para que te aburras.
Porque –¿sabes?– el espacio significa y mucho, tantas veces más que el “digo” y, tantas otras, continúa la música del “digo”: esa cuerda que sigue vibrando entre palabras, ese oxímoron inefable del silencio sonoro.
Quieres saber cuál es mi poética.
Te respondo que no es sólo sustantiva: no es sólo nombrar palabras como objetos, aun caros, aun sagrados, aun extrañados –desde esa distancia irremediable del extrañamiento–, aun amados, aun repudiados, aun abstraídos de la vida o de la muerte, de lo real real o de lo supuesto o visionado.
Mi poética es también adjetiva, aunque mate, aunque no dé vida. Porque responde a la necesidad de la añadidura, de la agregación, de la estela por sobre la que se desliza lo que es prolongación del aliento que necesita hacerse visible en los espejos de las bocas-palabras, ese aliento que necesita empañarlos para ser corpóreo, vivo.
Mi poética es también adverbial porque es espacio-tiempo –discontinuo–, porque es causa y es fin, y es instrumento y es compañía: la tuya.
Por esto mi poética es también verbal: porque es estado y es esencia y es sangre, esta que me corre y recorre dentro de este pulso –discontinuo– que juega a ser palabra.

Kelly Gavinoser















¿....................?


Si supiera qué es la poesía
rompería la caja de sorpresas
que desvela mis horas nocturnales.

Una suerte de volar rasante
ataca a veces el nudo de mi verso
y lloro en el misterio de la ausencia
por la elipsis que vacía mi universo.

Muchas veces la palabra enana
se desliza de mi yo expectante
y aunque la castigue entre mis labios
surge pobre, niña, vacilante.

Otras tantas resisto la carencia
descasillando la voz reiterativa
y la enredo persistente entre los tiempos
que entreteje mi lámpara votiva.

Juega la tradición al fin del verso.
Me divierto en probar como éste rima.
Atrapa el significante la cadencia
y deja insistente que lo oprima.

Y el juego me reimplanta en el recuerdo,
de tanto poeta-palabra y hecho historia.
Si supiera qué es la poesía
Rompería el canal de la memoria.


Kelly Gavinoser

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